sábado, 26 de junio de 2021

El bautizo

 


N.U.L. (3)

     Se llamaba María de las Virtudes Pilar Florencia Elvira. Su bautizo fue uno de tantos en el que acuden las hordas de ambas familias; y como es de rigor, tanto en la iglesia como en el banquete, una familia a un lado y la otra familia al otro. Esta disposición del terreno siempre me ha recordado a dos equipos de fútbol que van a disputar un partido, antes del pitido inicial, y cual reflejo del pasado medieval en el que se conquistaban y reconquistaban ciudades, las dos familias en una pugna sin cuartel sabedores de los flancos expugnables y de las debilidades de los otros se estudian con miradas para compartir más tarde con los suyos datos podría decirse chismes y cuchicheos en petit comitécon los que poder dar una sestada a su rival.

     Todos sabían la técnica que debían emplear en el combate. Cuando el párroco les preguntó por el nombre de la catecúmena. El abuelo paterno dijo que Virtudes ya que era el nombre de su santa madre y alegó que este nombre traería suerte a la niña pues su madre fue colmada de dicha durante toda su vida. La mujer o sea, la abuela paterna dijo que Pilar, exponiendo que la Virgen del Pilar la protegería y que dicho nombre infundía a las mujeres fuerza y templanza. Faltaba que se pronunciaran los jugadores que se encontraban al otro lado del cura. El abuelo materno dijo que él también tenía madre y que la suya estaba viva, caso que no podían decir de la mamá del abuelo paterno, que la suya agradecería el gesto de los padres para con ella; y que en el caso de la difunta bisabuela paterna de criatura el agradecimiento no sería tal, simplemente porque estaba muerta y punto.

¡Elvira! quiso imponer mediante un grito que acabara discusión tan tonta Elvira es un nombre que no se ha dado nunca en ninguna de las dos familias. Es un nombre distinguido y seguro que le hace ilusión a mi amiga Elvirita.

¡Señores, por favor!, solo les voy a pedir que se comporten en la casa del señor. No hay ningún problema para que la criatura reciba en santo sacramento los nombres que ustedes han propuesto y que además quiero agradecerles que sean nombres cristianos porque no saben los nombres que me piden hoy en día. Solo les diré una cosa: la niña debe recoger, ¡cómo no!, el santísimo nombre de María delante.

     Todos los abuelos se miraron entre sí, unos a los otros y otros a los unos. Nadie protestó ni alegó nada ante el fallo final del árbitro con sotana, simulando el pitido de final de partido.

     Los padres se miraron con ese lenguaje gestual que solo ellos entienden. El padre de la pequeña María de las Virtudes Pilar Florencia Elvira se acercó a su esposa para decirle al oído: «No te preocupes, nosotras la llamaremos Jesica».

Jesi, cariño, Jesi apostilló la madre.

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