N.U.L. (6)
Malcolm
Strongman fue un ventrílocuo estadounidense de los años sesenta. Fue un humorista
aclamado y reclamado para muchas cadenas de televisión, eventos varios y un
asiduo en Las Vegas, donde su caché fue creciendo de forma estratosférica año a
año. Allí hizo muchos contactos que le introdujeron en el mundo del show
bussines. En menos de una década fundó una productora de televisión; luego, un
estudio de cine; más tarde, se decidió por los casinos (tal vez por que se
sentía como en casa). A este inicio empresarial breve, pero intenso, le siguieron
un sinfín de negocios y empresas de diversa índole. En veinte años, su fortuna superaba
al PIB del Estado de Wyoming.
Malcolm
alcanzó la fama con uno de sus muñecos, Mr. Appleton. Aunque tenía otros
muñecos como: Peggy, Dalton o Peter Frog, ninguno hizo tanta mella como Mr.
Appleton; era su mejor registro. Llegando a alcanzar la magistralidad en la
reproducción de sonidos nacidos en el vientre sin mover los labios. La gente
llegaba a separar ventrílocuo de muñeca y tener la sensación de estar presente
ante dos entidades diferentes que, a veces, podían hablar uno encima del otro.
Un
día, el famoso empresario exventrílocuo fue arrestado en su casa de Palo Alto,
acusado de blanqueo de capitales y actividades con la mafia. Según salía
esposado por la puerta, alguien con la voz compungida y, apenas, con un hilo de
voz le decía: «Sé fuerte, Malcolm, sé fuerte y no te hundas. Pronto te
sacaremos». No dijo nada más Mr. Appleton; y se despidió de su socio con
un guiño de ojo.
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